"El Prao Carbajal" de Navatejera.

Si tienes alguna duda para elegir un destino donde pasar un rato en contacto con la naturaleza, o convertir una escapada rutinaria en algo especial donde poder dejar atrás los problemas cotidianos que todos más o menos tenemos, te propongo un destino: “El Prao Carbajal” de Navatejera.

Vista panorámica desde el “Prao Carbajal” de Navatejera.

Sembrados en el corazón del campo de Navatejera (Los Siseros), abril 2024.

El programa Caminos Naturales y Restauración de Escombreras, llevado a cabo por la Junta de CyL en colaboración con la Unión Europea y el Consistorio Municipal de Villaquilambre, nos brinda una oportunidad fantástica para conocer mejor nuestro entorno más natural. En definitiva, para que podamos sentir el campo de Navatejera más nuestro.

Vista de la antigua escombrera después de ser restaurada con matorral bajo y árboles autóctonos.

Cartel de la Junta de CyL indicador de la restauración de la antigua escombrera.

En este lugar privilegiado del campo de Navatejera podrás disfrutar no solo de un paisaje espectacular lleno de colorido, sino también podrás contemplar a las aves rapaces como el milano real en vuelo de observación, al gavilucho oteando el horizonte en busca de algún ratón desprevenido, o a las bravas palomas torcaces cruzar los cielos en busca de los comederos y bebederos.

Y además de todo eso, podrás ser testigo del panorama multicolor que se abre a tus pies: de los verdes trigales en primavera, de las amarillas rastrojeras en verano, de los pardos barbechos en otoño y de las espectaculares cencelladas del invierno en una perspectiva diferente a la que estás acostumbrado a ver la naturaleza.

Milano real en vuelo de observación.

Trigales en abril

Vista Panorámica multicolor desde el “Prao Carbajal” de Navatejera. Abril 2024.

Aquí te dejo este enlace de Google Maps para que puedas llegar a este lugar saliendo de Navatejera: https://maps.app.goo.gl/y2gVHVGWHVafeqkR7

El campo de Navatejera en abril

El mes de abril se ha identificado tradicionalmente como el mes del renacimiento de la naturaleza; aumento de las temperaturas, el deshielo hinchando ríos y arroyos, la floración de las plantas, el despertar de los animales, el regreso de las especies migratorias…  En otras palabras, la renovación de la vida vegetal y animal. 

El aumento progresivo de las temperaturas que aún se asoman con timidez en este mes de abril 2024, junto con las abundantes lluvias caídas estos últimos días, son las responsables de que nuestro campo aparezca un manto verde y amarillo que cubre terrenos abandonados, cunetas, baldíos y tierras que hasta no hace mucho se habían dedicado al cultivo.

Sembrados de centeno y trigo en la Vallina de Navatejera, abril 2024. 

Corro de aulagas en los campos de Navatejera, abril 2024.

Floración de la “aulaga” o tojo espinoso. Navatejera, abril 2024.

En este mes de abril comienza la floración de algunas especies de plantas que nacen y crecen en nuestros campos, un ejemplo es el tojo espinoso o “aulaga” como se conoce en esta tierra. Esta planta tan llamativa prolifera en nuestro campo formando densos corros y desplazando a otras especies de plantas que se encuentren a su alrededor.

Cuando hay algún tipo de devastación en un terreno o este es yermo como la mayoría de nuestros cerros, las “aulagas” son las primeras en repoblar el suelo. De ello se desprende que es una planta emprendedora, fuerte y vigorosa, también hermosa por su floración llamativa de un amarillo intenso y resistente.

La “aulagas” necesitan luz para su correcto desarrollo. Esto tiene como consecuencia que las ramas inferiores sombreadas por las superiores mueran y permanezcan secas, causando de esta manera una acumulación de masa de hierba seca que puede arder con mucha facilidad, por lo que todas las precauciones que podamos tener serán pocas para mantener nuestro campo limpio y saludable.

Las “aulagas” están incluidas en la lista de especies exóticas invasoras y es una de las plantas más dañinas que crece y prolifera en nuestro campo.

Floración de la jara blanca o “romerina blanca” en los campos de Navatejera, abril 2024.

”La “romerina blanca o “jara blanca” en flor. Abril 2024. Una planta que atrae a las avejas y ahuyenta a las polillas.

También en este mes de abril comienza a florecer la jara blanca, conocida en esta tierra como la “romerina blanca”. La “romerina blanca” es una planta que desprende un aromático olor a resina. Su corola tiene cinco pétalos de color blanco, y en algunas especies a menudo arrugados que se desprenden fácilmente de la flor. Tiene una cápsula central amarilla que la da un aspecto muy parecido a las margaritas y que produce gran cantidad de polen que atraen a muchos insectos como las abejas que producen miel de jara.

La “romerina blanca” puede formar corros compactos que en ocasiones llegan a cubrir gran parte del terreno formando un matorral espeso. Esta planta crece y prolifera en ambientes típicos de encinas, pinares y robledales como es nuestro campo.

Corro de liras en un prado de Navatejera. Abril 2024.

En este mes también empiezan a florecer las liras con su color característico amarillo brillante. La lira es una planta muy venenosa, por lo que no se recomienda su uso ni manipulación. Esta planta contiene anemonina, una sustancia muy tóxica para los animales. De hecho, las vacas y demás herbívoros pastan sus hojas con gran dificultad y solamente después de ser segadas y luego esparcidas en el suelo dejándolas secar al sol durante varios días para que se evaporen las sustancias más tóxicas, de esta manera se puede almacenar como forraje para los animales. Incluso las abejas evitan sorber su néctar.

En la piel humana esta planta puede crear ampollas, mientras que si la metemos en la boca pueden causar dolor intenso y ardiente en las membranas mucosas.

Vista de la planta del membrillo. Navatejera, abril 2024.

Detalles de las flores del membrillo. Navatejera, abril 2024.

El membrillo es un arbusto que suele alcanzar los tres o cuatro metros de altura. Comienza su floración ya en el mes de marzo, es, por tanto, uno de los primeros arbustos en anunciar la llegada de la primavera a nuestros campos de Navatejera.

Las flores tienen cinco pétalos de un color rojo escarlata precioso, raramente blancos o rosados. El fruto es de color verde amarillento, usado entre otras cosas para tratar la artritis y dolores musculares.

El membrillo es un arbusto muy resistente a las heladas, prefiere suelos fértiles como huertos o jardines que drenen bien. El fruto madura a finales del verano o principios de otoño. Si se ingiere en grandes cantidades por nuestras mascotas los perros, les pueden causar molestias digestivas.

Lilas en flor. Navatejera, abril 2024.

Hojas de la lila de color verde ovalada. Navatejera, abril 2024.

La lila es un gran arbusto que empieza su floración en los campos de Navatejera en este mes de abril. Puede alcanzar fácilmente los cinco o seis metros de altura. La corola de la lila es tubular y su flor de cuatro pétalos son de color púrpura, raramente blancas, con una fuerte fragancia difícil de definir.

La lila es fundamentalmente una planta ornamental en jardines y parques debido a su florescencia atractiva, de color lila (púrpura) y dulce aroma, pero también crecen en alguno de los huertos de Navatejera y en otras fincas abandonadas por sus propietarios. 

Es una planta ideal para tenerla en maceta en una zona de la casa con mucha luz, ya que los rayos solares favorecen su floración, teniendo en todo momento la precaución de no encharcar la planta con un riego excesivo que de lugar a que se marchite la flor y caiga en poco tiempo, provocando un aspecto apagado y poco saludable de la planta.

Las lilas evocan el buen tiempo, el sol y un estado de ánimo tranquilo y relajado. Las lilas purpúreas, según el lenguaje de las plantas, simboliza el primer amor y las blancas, juventud e inocencia.

Lilas de flor blanca.

El tamarisco.

El tamarisco es un arbusto de cinco a seis metros de altura, muy escaso y raro de ver en nuestro campo. Tiene ramas largas y flexibles, difíciles de romper. Su floración se puede empezar a ver a partir de mediados del mes de abril hasta junio, de un bello color rosa pálido. 

La madera del tamarisco fue muy apreciada como combustible y sus ramas sirvieron en el pasado para hacer maromas para las norias y como ataduras para hacer las sebes de los prados.

Escoba o “retama amarilla”.

La escoba, muy parecida a las aulagas, también florece de abril a junio con flores de color amarillo intenso. El fruto de esta planta es una legumbre negra de sabor insípido.

A pesar de ser una especie autóctona de España, se comporta como especie exótica invasora debido a su potencial colonizador, constituyendo de esta manera una amenaza grave para el resto de especies autóctonas, por lo que ha sido incluida en el Catálogo español de especies exóticas invasoras.

Las flores de las escobas se han utilizado tradicionalmente para uso medicinal y las ramas para fabricar escobas de las que toma su nombre, también se han utilizado para reparar los tejados de paja de las majadas.

Orquídeas silvestres, conocidas en Navatejera con el nombre de “orquídeas moradas”.

¿Conoces las orquídeas silvestres? Es frecuente ver esta planta cultivada en jardines o plantada en macetas luciendo sus flores en terrazas de algunas casas. Sin embargo, las silvestres que florecen en nuestro campo de Navatejera poca gente las conoce. Pues aquí las tienes, una auténtica hermosura de planta. 

Las orquídeas silvestres comienza su floración en abril y se prolonga hasta junio con flores pequeñas de color púrpura. Se distinguen del resto de plantas, además de por su belleza por sus interacciones con los insectos polinizadores.

El Jaramugo amarillo. Navatejera, abril 2024.

El jaramugo, una planta bien conocida por los agricultores. Navatejera, abril 2024.

Esta planta que combina el verde del tallo con el amarillo de la flor es el jaramugo, y parece que este año está en cada rincón de nuestro campo. La razón es obvia y no es otra que la gran cantidad de lluvia que ha caído estos últimos días. Y si al tempero del terreno se le suman unos cuantos días de temperaturas altas, el resultado es que en algunas zonas de nuestro campo esta planta alcanza fácilmente un metro de altura, convirtiéndose en uno de los indicadores de buen tiempo característico de la primavera.

Sin embargo, en pocos días sus bellas flores amarillas se irán apagando poco a poco, y cuando llegue el verano, se secarán, aunque enriquecerán el suelo aportando materia orgánica, y el año que viene veremos florecer al jaramugo de nuevo otra vez.

La alverja, más conocida por algarroba forrajera.

La alverja crece en zona de cultivo como mala hierba. Sin embargo, su uso más tradicional en Navatejera se da como forraje para el ganado, aportando para los animales herbívoros una cantidad importante de proteínas.

La corola de la alverja está constituida por pétalos de color violeta. La fruta de esta planta son legumbres de color casi negro, y se suele sembrar junto con un cereal, generalmente avena o cebada en otoño, para cosecharla a finales de la primavera.

“La azulina”compartiendo hábitat con el tomillo y otras plantas herbáceas.

La azulina es una pequeña planta herbácea de aspecto delicado que crece en nuestro campo como maleza entre herbazales, terrenos báldios y laderas pedregosas. Su corola en forma de rueda tiene cinco pétalos de color azul con un anillo en el centro asalmonado y filamentos amarillos. El fruto es una bola con forma de globo que contiene semillas tóxicas en su interior, un veneno para los animales incluidos los humanos.

La particularidad de esta planta es que las flores se cierran por la noche y se abren cada vez que el sol incide sobre ellas, de esta manera podemos disfrutar de ellas cada vez que salgamos al campo durante toda la primavera y parte del verano.

Entre abril y junio, el campo de Navatejera se tiñe de azul con esta hermosa planta.


“La herradurina” o flor de herradura, compartiendo hábitat con otras plantas herbáceas.

La “herradurina” es una delicada mata menuda y tupida de flores amarillas que florece en Navatejera a partir del mes de abril hasta bien entrado el verano. Es una planta que no soporta la sombra y necesita del sol y el calor para desarrollarse. Su floración álgida se da en el mes de mayo hasta junio y su fruto es una legumbre en forma de herradura, de ahi su nombre popular.

Lupino azul en el campo de Navatejera. Finales de abril 2024.

El lupino azul es una planta hebácea cuyo fruto es una legumbre que contiene tres o cuatro semillas redondeadas de color oscuro y moteadas de gris. La vaina verde en este mes de abril se vuelve de color pardo al madurar. Su floración comienza a finales de marzo hasta mediados de junio con una inflorescencia en mayo muy vistosa tipo racimo con flores azuladas.

El lupino azul prefiere suelos ricos en nutrientes como por ejemplo cultivos abandonados, bordes de caminos, etc, En algunas regiones el fruto de esta planta se conserva en salmuera y se consume como aperitivo por su valor nutritivo rico en calorías. En su día, fué utilizado en Navatejera como alimento para el ganado, principalmente como complemento protéico en la composición de piensos.

El Lupino azul se emplea también en ornamentación por su bella flor.
La Rabaniza blanca silvestre.

 La Rabaniza blanca, también conocida en Navatejera con el nombre de "oruga blanca", es una planta ramosa de hasta un metro de altura. La corola tiene cuatro pétalos blancos en forma de cruz. Florece en primavera y también a finales del invierno.

La Rabaniza blanca se cultiva en algunos lugares como planta comestible. Sus hojas verdes y picantes se suelen consumir en ensaladas. Las semillas de las que se obtiene aceite son también comestibles. En Italia, se hace con esta planta un licor digestivo llamado "rucolino".

La flor de la Rabaniza blanca.



Los huertos de Navatejera

 

Preparando la tierra para la siembra.

Rodeando el pueblo de Navatejera, entre la calle La Era y la del Otero, se asientan pequeños huertos que complementan para muchas familias un recurso básico, aunque nada comparable con épocas pasados donde estos huertos era una necesidad para muchas familias, algunos de estos huertos han desaparecido por el deshuso o abandono de los propietarios, otros, en cambio, han resistido el paso del tiempo con notable conservación.

En ellos se cultiva preferentemente cebollas, berzas, pimientos, tomates, lechugas, patatas, guisantes y otras hortalizas. Los árboles frutales son principalmente manzanos, perales y cerezos, pero también se pueden ver ciruelos, higueras y nogales.

Nogales y cerezales centenarios en los huertos de Navatejera.

Árboles frutales, manzanos, perales y ciruelos.

Las hortalizas son las protagonistas indiscutible de los huertos de Navatejera.

Si te das una vuelta por estos huertos podrás comprobar tú mismo que hay arboleda suficiente como para albergar colonias de pájaros entre los que se encuentran urracas, estorninos, grajos, cuervos, milanos y muchos más, y entre ellos alguna rapaz oteando el horizonte en busca de alguna presa desprevenida.

Los milanos y las rapaces hacen sus nidos en los chopos más altos y difíciles de trepar. También las precavidas torcaces se hacen notar por estos parajes, construyen sus nidos en las ramas de los árboles de manera firme, pero algo tosca, con unas simples ramitas entrelazadas, a veces tan poco tupidas que desde abajo se distingue la puesta de los huevos o los pollos recién salidos del cascarón.

Sí tienes previsto visitar estos huertos en primavera, y si te acompaña un poco la suerte, podrás contemplar al escribano intentando atraer a la hembra correteando en el suelo con el plumaje algo erizado y las alas levantadas. También podrás oír a los trigueros chirriando en las posaderas elevadas batiendo las alas para marcar su territorio, o las alondras emitiendo largos y continuos trinos en una sucesión de ascensos y descensos vertiginosos en el aire.

Todo esto que te cuento lo podrás ver y oír naturalmente en la época de anidación de las aves, cuando están atareadas en el apareamiento y la construcción de los nidos, generalmente en los meses de abril, mayo y junio.

En invierno, podrás seguir contemplando y escuchando el canto de algunos pájaros como el petirrojo, conocido por aquí como “pimentero”, un pájaro muy sociable y curioso que acostumbra a instalarse en los huertos donde marca su territorio, y si persiste algún peligro o invaden su parcela emite un canto de alerta, ¡chip-chip-chip!

También podrás ver algún milano real surcando el cielo en vuelo de observación. Alcotanes, búhos, aguiluchos y otras cincuenta especies de aves más, vuelan y anidan en estos parajes. En los atardeceres veraniegos verás muchos gorriones, murciélagos, verderones, jilgueros, palomas bravías y caseras, y entre ellas alguna tortolilla.

En las inmediaciones de los huertos, entre el camino del Otero y el de la Fuente, hay arboleda suficiente para albergar muchas colonias de pájaros.

Camino La Fuente. A la izquierda los huertos, a la derecha el arroyo de la Huerga.


Si te gusta la botánica, en las mismas sebes que delimitan la propiedad de los huertos, verás plantas de viva flor, plantas en su mayoría salvajes que medran a sus anchas como la cicuta, la viborea o “lengua de vaca” de color púrpura cuando está en capullo, cambiando a violeta azulada cuando florece en primavera. La santolina, la menta, la achicoria silvestre, la flor del lino y muchas especies más, puedes ver y oler en este entramado de sebes y arbustos que enfajan estos huertos.

Sería imposible relatarte el mundo de los insectos terrestres, solamente decirte que son una parte imprescindible de la vida, sin ellos no verías ni pájaros ni plantas florecer ni otras vidas.


En este otro enlace podrás ver el camino de la Fuente que discurre paralelo a los huertos de Navatejera. Google Maps

El narciso de campanilla.

 

 El “narciso de campanilla”. Navatejera, 17 de marzo de 2024.

El “narciso de campanilla”, también conocido en Navatejera con el nombre de “narciso de los prados”, es una planta endémica del norte de España. Florece entre febrero y mayo, y lo que más llama la atención de esta planta son sus flores amarillas de un intenso guapísimo.

Las flores están formadas por seis pétalos unidos en forma de tubo y rodeados de seis tépalos de un color amarillo algo más claro. Son plantas que les gusta de suelos ácidos y silicios, en Navatejera suelen crecer en los prados y en algunos claros del monte. Se pueden encontrar desde unas pocas flores hasta varios cientos de ellas, aunque esto último sea hoy muy raro de ver en nuestro campo. Los usos de esta planta son variados y se han utilizado de forma tradicional para tratar la tosferina, pero lo más habitual es como sustancia vomitiva.

En el norte de León, por la zona de Riaño, se encuentra una subespecie conocida con el sobrenombre de “capilote”, Narcissus leonensis (la flor de la memoria, de la memoria de los pueblos anegados por las aguas del embalse de Riaño), “liras” o “lirones” las llaman en Tierra de la Reina, “grillaldas” en Valdeburón, “galipotes” en Éscaro y “campanillas de Riaño” en León capital. 

Decenas de nombres para una flor mítica, la flor que siempre regalaron los mozos a sus novias, la que adornó iglesias y ermitas, la que anunciaba la llegada de la primavera cuando la nieve aún no se había derretido, la que los vecinos depositaban ante su virgen. Joyas botánicas que pueden desaparecer, según los naturalistas, por la recolección brutal a la que están sometidas estas flores, por eso la educación ambiental es hoy más que nunca tan importante.

Los narcisos de campanilla anunciando la llegada de la primavera en Navatejera. Fotografía tomada el 17 de marzo de 2024.

Y es que estas flores, como son ta bonitas, se han recogido a miles, sobre todo en la zona norte de la provincia de León. Aquí, en Navatejera, se han recogido para ponerlas en un jarrón para decorar las casas, en el pasado también se usaron para decorar el altar de la iglesia. Ha sido tanta la presión que ha sufrido esta planta que hoy día ya podemos decir que es muy escasa, a punto de entrar en peligro de extinción.

Y es una pena porque esta planta aporta una biodiversidad brutal a nuestra flora, de manera que es nuestro deber el cuidarla y protegerla. Así que a la hora de encontrarnos con ellas, tenemos que tener un poco de cabeza y dejarlas crecer, porque puede ser que estemos ante los últimos narcisos de campanilla que florezcan en nuestro campo.

Ami me parece genial que tengamos flores en casa, es maravilloso porque te alegran la vista, te ponen contento y todo lo que tú quieras, pero la mejor forma de tener flores en casa creo yo es comprándolas en la tienda del barrio que además ayudamos a mantener un negocio local, o plantarlas uno mismo, puedes comprar las semillas y plantarlas en una maceta o en tu jardín si lo tienes, todo eso es mucho más gratificante que arrancar del suelo estas bellas flores para llevarlas a casa, meterlas en un jarrón y que nos duren tan solo unos días.

Entonces, estos narcisos de campanilla donde mejor están es en el campo. Hay que dejarles a su aire, que sigan embelleciendo los campos y cumpliendo sus funciones en sus ciclos biológicos. Desde este blog, me gustaría hacer un llamamiento para que cuando veamos gente recogiendo este tipo de flores silvestres, de una forma educada y respetuosa, comentar esto que te acabo de decir, simplemente que puede ser una flor que está en extinción, y que lo mejor es dejarlas en su sitio para no fomentar la desaparición de nuestras plantas, sería muy triste que eso ocurriera.

Os pueden decir que llevan toda la vida recogiendo flores del campo y sigue habiendo flores, que no pasa nada por coger unas pocas, a lo que podéis responder que toda la vida se han cazado avutardas y ahora casi no quedan, toda la vida se han cazado bisontes y estuvieron a punto de extinguirse, hubo un tiempo que solo quedaron bisontes en los zoológicos.

Entonces, el que algo se haga en la vida, no quiere decir que esté bien hecho. De esta forma quizás consigamos hacer recapacitar a la gente y que por desconocimiento están fomentando una actividad que no es la mejor para nuestros campos.

Que sigamos disfrutando de estas bellas flores y de otras parecidas puede estar en tus manos. Si quieres, puedes compartir esta entrada con tus amigos y compañeros de trabajo. Creo que es la única manera de seguir deleitándonos con estas flores.

Narcisos de campanilla. Esta fotografía fue tomada en el campo de Navatejera el 17 de marzo de 2024.

Otra de las flores más peculiares y bellas es la “campanita del campo”. Es una especie de narciso pequeño muy llamativo, con flores de color amarillo intenso en forma cónica. No es una especie de narciso en peligro de extinción, más bien todo lo contrario, ya que el pastoreo del ganado favorece sus poblaciones. Este pequeño narciso se le puede ver estos días florecer en los prados de Navatejera. 17 de marzo 2024.

“Las campanitas del campo” tiñen estos días de amarillo los prados de Navatejera. Fotografía tomada el 17 de marzo de 2024.

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Un saludo.🪻🌺🌼

“Las campanitas del campo” anunciando la primavera.

La oruga procesionaria del pino

Hace ya un par de meses que vengo observando en mis paseos por el campo de Navatejera bolsas blancas en las copas de los pinos, y seguro que muchos senderistas y amantes de la naturaleza se preguntan de qué se trata. ¿Son acaso nidos de arañas? ¿Es un hongo que afecta a nuestros pinares y los debilita hasta hacerles desaparecer? Pues ni una cosa ni otra, estas bolsas blancas son una especie de tienda de campaña construidas por la “procesionaria del pino” para pasar el invierno e indican que pronto, con la llegada del buen tiempo, veremos hileras de orugas avanzando por el tronco del pino en procesión, o sea, en fila india una detrás de otra hacia el suelo para enterrarse en él y formar un capullo (crisálida) donde tras un periodo más o menos largo de hasta siete años y en un prodigio de la naturaleza se transformarán en mariposas emergiendo a la superficie cuando las condiciones sean las óptimas.

Oruga o larva de la “procesionaria del pino”

La “procesionaria del pino” es un insecto que parasita los pinos. Cuando el insecto es adulto es una mariposa, una polilla de hábitos nocturnos que se sirve de la noche para eludir o evitar a sus depredadores diurnos, principalmente las aves insectívoras como herrerillos y carboneros.

Las orugas o larvas de la “procesionaria del pino” crean bolsas muy peculiares que son nidos fabricados con seda blanca en las copas soleadas de los pinos, una especie de tienda de campaña para resguardarse del frío invernal, ya que no disponen de un sistema de autorregulación de la temperatura corporal, y que además sirve para protegerlas de los depredadores. 

Antes de hacerse adultas, cuando la fase de oruga ha llegado a su fin, después de unos seis meses de duración, se desplazan todas juntas bajando por el tronco del pino en fila india una detrás de otra, unidas por un hilo de seda como si fueran en procesión (de ahí el nombre de “procesionaria del pino”), para enterrarse en el suelo y transformarse en pupa (crisálida), ya que estos insectos son de metamorfosis completa.

La procesionaria busca establecer sus nidos en las copas soleadas de los pinos. Pinar de Navatejera, enero 2024.

Nido de seda blanca fabricado por las orugas de la procesionaria del pino.

El motivo de desplazarse unidas en fila india para alimentarse fuera del nido o para enterrarse en el suelo después de su fase larvaria es proteger sus cabezas de los depredadores, tanto de los nocturnos como de los diurnos, especialmente de los pájaros, porque estos solamente les interesa comer la cabeza de la oruga y el resto del cuerpo desecharlo. De esta manera, cuando una oruga es atacada, oculta su cabeza con el cuerpo de la oruga que le precede, a veces formando círculos.

La procesionaria es un insecto que en su fase de oruga se alimenta de las partes más suaves de las hojas del pino, o sea, de las agujas verdes y tiernas del pino, y no toca la base de la hoja (la yema), de esta manera no debilita al pino en demasía, y si alguna parte es dañada, el árbol tiene la capacidad de regenerarse.

La oruga “procesionaria del pino” es muy peligrosa, tanto para las personas como para los animales, especialmente para nuestras mascotas, los perros, por lo que entre los meses de marzo a junio, deberemos tener especial cuidado al andar por el campo. Su contacto puede provocar graves problemas digestivos y respiratorios, e incluso la muerte en los perros. Es por ello, por lo que durante los meses cálidos de primavera se recomienda a los dueños de mascotas mantenerse alejados de las zonas de riesgo como son nuestros pinares, donde puede haber este tipo de orugas. Un leve contacto con ella puede producir en las personas dermatitis, lesiones oculares, urticaria y fuertes reacciones alérgicas, además de problemas respiratorios.

Si la ves, no la toques, porque tienen unos pelos largos y blancos que son urticantes, y otros anaranjados y cortos. Los anaranjados tienen un repliegue, una especie de caja que se abre cuando la oruga es molestada, liberando miles de pelillos microscópicos que quedan flotando en el ambiente y pueden clavarse en nuestra piel, provocando lesiones rojizas en forma de dermatitis o urticaria, y si los respiramos se pueden clavar en el interior de nuestra nariz, la garganta o en la tráquea, pudiendo provocar graves irritaciones en dichos órganos y lo que es peor, si estos pelillos se llegan a romper además liberan aflatoxina, una sustancia tóxica y urticante. Ahora comprenderás por qué los pájaros insectívoras solo les interesa las cabezas de estas orugas. ¡Así que ojo! 

En general, las hembras adultas ponen los huevos sobre las ramas de los pinos en verano, durante el mes de julio. Al cavo de un mes emergen las larvas, de modo que la época de la oruga procesionaria del pino se inicia entre agosto y septiembre. Durante los meses siguientes se mantienen agrupadas. Una vez que empieza a helar por las noches y el invierno se aproxima, las orugas proceden a la creación del nido que les brindan la protección necesaria para resistir las bajas temperaturas. A principios de primavera comienzan a descender para enterrarse en el suelo y dar paso a la siguiente etapa de pupa o crisálida.

La fase más corta corresponde al insecto adulto, o sea, cuando ya es mariposa o polilla, que suele durar como mucho dos días. Esta fase de adulto tiene básicamente la función de cumplir con la reproducción, o sea, aparearse y puesta de los huevos por las hembras, en otras palabras, poner en marcha un nuevo ciclo vital. 

Un aspecto curioso de las hembras al poner los huevos es que estas generan una especie de escamas de color verde para recubrir los huevos, simulando de esta manera los brotes del pino (la yema), y así mantener los huevos protegidos de los depredadores. Horas después del apareamiento y la puesta de los huevos, los adultos mueren.

El corto ciclo de vida de estas hermosas polillas nos invita a una profunda reflexión; toda nuestra existencia, contemplada mañana desde la infinidad del tiempo y del espacio, no habrá sido más que otro efímero momento.

La “procesionaria del pino”, insecto adulto. Una polilla de hábitos nocturnos con poco más de un día de vida.

Feliz paseo por el campo.

Las agallas del rosal silvestre (Rosa canina).

 

Rosal silvestre (Rosa canina) en invierno, con algunas agallas colgando de las ramas desnudas del rosal. Navatejera, febrero 2024.

Agalla del rosal silvestre. Un día soleado de invierno en el campo de Navatejera. Los pinos del pueblo al fondo. Febrero 2024.

Voy a contaros una pequeña historia. Resulta que este invierno, paseando por el campo de Navatejera, intentando como en otras ocasiones eludir los ruidos que nos perturban a diario, buscando la relajación fuera de ese mundanal ruido, observo un herrerillo, un pequeño pájaro vistoso y muy sociable comiendo precisamente en una de estas agallas. Yo me dije, ¿qué demonios estará comiendo este pequeño herrerillo en esa cosa tan extraña que parece una bola de musgo?

Pues veréis, mis dudas se resolvieron nada más abrir una de estas agallas. En su interior había varias larvas o gusanos de color blanquecino que los herrerillos buscaban con frecuencia y entusiasmo. El rosal que yo estaba mirando se podía ver multitud de agallas colgando de las ramas desnudas del arbusto, unos cuerpos extraños como estropajos viejos y sucios, una especie de estructuras tumorales que en primavera se muestran con filamentos rojos y verdes, y que posteriormente en otoño-invierno, cuando empiezan a caer las hojas del rosal se vuelven amarronados y se asemejan a estropajos inutilizables totalmente sucios. El fin último de este cambio es camuflarse de los depredadores, principalmente de los pájaros, ya que al quedar el rosal sin hojas en otoño, estas agallas quedan al descubierto y, por tanto, fácil de localizar para los depredadores, aunque a decir verdad, este camuflaje de poco les sirve con los herrerillos que como quedó demostrado son pájaros muy listos.

Agalla del rosal silvestre con los filamentos rojos y verdes en primavera.

Estas agallas son estructuras tumorales producidas por la propia planta para defenderse del intruso parasitario, una avispa muy pequeña que en primavera deposita sus huevos en las yemas tiernas de las hojas de estos arbustos. El rosal reacciona a este extraño invasor, tratando de aislar la masa de huevos, proporcionando un refugio seguro contra los pájaros y otros depredadores, y posteriormente para las larvas que eclosionarán al cabo de una semana, comenzando de inmediato a alimentarse del tejido de las yemas de las hojas del rosal.

Lo que hace la planta en definitiva no es otra cosa que mediante estas agallas envolver y encapsular cada una de las larvas para darlas cobijo durante el frío invierno, prevenirlas de los depredadores, e incluso alimentarlas. Estas estructuras tumorales están formadas en su interior por cápsulas o departamentos independientes que contienen cada uno una larva.

Una vez abierta la agalla, se puede ver las larvas encapsuladas individualmente en diferentes departamentos. Navatejera, febrero 2024. 

Otra agalla abierta por la mitad con sus larvas al descubierto. Febrero 2024.

Agalla del rosal silvestre con apariencia de bola de musgo viejo, un perfecto camuflaje para los depredadores. Los pinos del pueblo de Navatejera al fondo. Febrero 2024.

Una vez finalizada la fase larval, el insecto se prepara para la siguiente fase de pupa (crisálida), para luego transformarse en insecto alado mediante un proceso muy complejo. Finalizada esta fase de pupa (crisálida), la avispa perfora con sus mandíbulas la madera que la envuelve y sale al exterior ya como insecto adulto, o sea, como avispa acta para reproducirse mediante el apareamiento y puesta de los huevos en primavera, aunque tiene muy difícil buscar pareja, ya que según los naturalistas, por cada cien hembras hay un solo macho.

Los insectos adultos comienzan a emerger de las agallas viejas a finales de mayo, y puede continuar la emergencia hasta el mes de agosto. Hay una sola generación por año.

La avispa hembra parasitaria del rosal silvestre, “Rhodites rosae”. Una pequeña avispa de no más de cinco milímetros de largo, con la cabeza, el tórax y las antenas de color negro, el abdomen y las patas de color amarillo rojizo, con dos alas transparentes ahumadas. El macho es de color negro y algo más pequeño.