Los huertos de Navatejera

 

Preparando la tierra para la siembra.

Rodeando el pueblo de Navatejera, entre la calle La Era y la del Otero, se asientan pequeños huertos que complementan para muchas familias un recurso básico, aunque nada comparable con épocas pasados donde estos huertos era una necesidad para muchas familias, algunos de estos huertos han desaparecido por el deshuso o abandono de los propietarios, otros, en cambio, han resistido el paso del tiempo con notable conservación.

En ellos se cultiva preferentemente cebollas, berzas, pimientos, tomates, lechugas, patatas, guisantes y otras hortalizas. Los árboles frutales son principalmente manzanos, perales y cerezos, pero también se pueden ver ciruelos, higueras y nogales.

Nogales y cerezales centenarios en los huertos de Navatejera.

Árboles frutales, manzanos, perales y ciruelos.

Las hortalizas son las protagonistas indiscutible de los huertos de Navatejera.

Si te das una vuelta por estos huertos podrás comprobar tú mismo que hay arboleda suficiente como para albergar colonias de pájaros entre los que se encuentran urracas, estorninos, grajos, cuervos, milanos y muchos más, y entre ellos alguna rapaz oteando el horizonte en busca de alguna presa desprevenida.

Los milanos y las rapaces hacen sus nidos en los chopos más altos y difíciles de trepar. También las precavidas torcaces se hacen notar por estos parajes, construyen sus nidos en las ramas de los árboles de manera firme, pero algo tosca, con unas simples ramitas entrelazadas, a veces tan poco tupidas que desde abajo se distingue la puesta de los huevos o los pollos recién salidos del cascarón.

Sí tienes previsto visitar estos huertos en primavera, y si te acompaña un poco la suerte, podrás contemplar al escribano intentando atraer a la hembra correteando en el suelo con el plumaje algo erizado y las alas levantadas. También podrás oír a los trigueros chirriando en las posaderas elevadas batiendo las alas para marcar su territorio, o las alondras emitiendo largos y continuos trinos en una sucesión de ascensos y descensos vertiginosos en el aire.

Todo esto que te cuento lo podrás ver y oír naturalmente en la época de anidación de las aves, cuando están atareadas en el apareamiento y la construcción de los nidos, generalmente en los meses de abril, mayo y junio.

En invierno, podrás seguir contemplando y escuchando el canto de algunos pájaros como el petirrojo, conocido por aquí como “pimentero”, un pájaro muy sociable y curioso que acostumbra a instalarse en los huertos donde marca su territorio, y si persiste algún peligro o invaden su parcela emite un canto de alerta, ¡chip-chip-chip!

También podrás ver algún milano real surcando el cielo en vuelo de observación. Alcotanes, búhos, aguiluchos y otras cincuenta especies de aves más, vuelan y anidan en estos parajes. En los atardeceres veraniegos verás muchos gorriones, murciélagos, verderones, jilgueros, palomas bravías y caseras, y entre ellas alguna tortolilla.

En las inmediaciones de los huertos, entre el camino del Otero y el de la Fuente, hay arboleda suficiente para albergar muchas colonias de pájaros.

Camino La Fuente. A la izquierda los huertos, a la derecha el arroyo de la Huerga.


Si te gusta la botánica, en las mismas sebes que delimitan la propiedad de los huertos, verás plantas de viva flor, plantas en su mayoría salvajes que medran a sus anchas como la cicuta, la viborea o “lengua de vaca” de color púrpura cuando está en capullo, cambiando a violeta azulada cuando florece en primavera. La santolina, la menta, la achicoria silvestre, la flor del lino y muchas especies más, puedes ver y oler en este entramado de sebes y arbustos que enfajan estos huertos.

Sería imposible relatarte el mundo de los insectos terrestres, solamente decirte que son una parte imprescindible de la vida, sin ellos no verías ni pájaros ni plantas florecer ni otras vidas.


En este otro enlace podrás ver el camino de la Fuente que discurre paralelo a los huertos de Navatejera. Google Maps

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