Tierras de barbecho intercaladas con tierras de cereal recién cosechadas. |
Avena recién cosechada. Julio 2024. |
Tierra de centeno recién cosechada, julio 2024. Al fondo, tierras en su mayor parte de avena aun sin cosechar. |
Campo de cereales, el bosque de perdices y codornices a punto de ser cosechados. Principios de julio. |
Otra vista del Camino La Vallina de Navatejera en junio. |
El verano ya corre placentero por los campos de Navatejera, mecido por las hojas de los chopos que aún estornudan semillas blancas como copos de nieve.
Es difícil no sonreír mientras transitas por un camino repleto de flores blancas, amarillas, rosas y violetas, destacando entre todas ellas los delicados pétalos rojos de las amapolas y el púrpura de los cardos. Por si esto fuera poco, una brisa cálida trae consigo un aroma a tomillo y romero que embriaga los pulmones y ensancha el corazón de plácida alegría.
Por estas fechas la siega está próxima, y pocos animales sufren cambios tan drásticos como los habitantes de los sembrados tras el paso de las cosechadoras. En unos días, el bosque de las perdices y demás aves desaparecerá y el paisaje multicolor dará paso a un panorama agreste de pardos barbechos y amarillas rastrojeras.
Las tierras de centeno y trigo, que ahora son un mundo espeso y cerrado, se convertirán de un día para otro en un espacio abierto y sin protección. Las codornices, perdices y demás aves que encontraron en estos cultivos un lugar seguro donde anidar, verán de súbito como sus nidos quedan expuestos a toda clase de peligros.
Sembrados en los campos de Navatejera, junio 2024. |
Estas aves, que aún viven con el calendario antiguo, se acostumbraron a criar aquí cuando los cereales crecían más lentos y las labores de recolección empezaban más tarde, ahora sufren las prisas de los tiempos modernos. Estos cereales de crecimiento rápido y las cosechadoras modernas las han cogido desprevenidas, y han transformado sus vidas de la misma forma que un terremoto cambiaría la nuestra.
Pocos cambios hay en la naturaleza tan convulsa para los animales salvajes como la cosecha temprana de un campo de cereal. Las aves, sin previo aviso, son desahuciadas y vuelan lentas y remisas por los nidos que dejan atrás, y sin codornices, ni perdices, ni espigas, ni paja, el campo se queda triste.
Es el ciclo de la vida que el hombre sigue empeñado en jugar un destacado papel en el manejo del entorno.
Algunas plantas que crecen en junio y julio en los campos de Navatejera:
La botonera o “botón de oro”, también conocida como “tomillo botonero”. |
La botonera es una planta muy resistente a la sequía. En el campo de Navatejera crece en lugares pedregosos, linderos de caminos, terrenos baldíos, desmontes y terraplenes. Florece en primavera y verano, y su floración es espectacular, ya que por cada tallo surge una flor de color amarillo.
El espliego silvestre. |
El espliego silvestre crece en terrenos baldíos, lindes de sembrados y al lado de cunetas y caminos en forma de mata más o menos grande. Florece en primavera y verano con una corola azul violeta.
Aunque el espliego y lavanda pertenecen a una misma familia, tienen algunas diferencias. El espliego relaja la mente, o sea, es una planta relajante que además promueve la sensación de bienestar por sus compuestos químicos. Es eficaz como energizante contra el cansancio y decaimiento.
La centáurea. |
La centáurea menor, también conocida en Navatejera como “hierba amarga”, crece en zonas secas y suelos pobres, al lado de caminos y claros del monte. Es una hierba de tallo erguido de hasta 50 centímetros con numerosas ramas. Florece en primavera y verano, y su flor de cinco pétalos de color rosado contiene concentraciones importantes de principios amargos, de ahí su nombre popular.
Como casi todas las plantas amargas, se considera estimulante en las defensas naturales del organismo. En infusión, se utiliza para combatir la perdida de apetito. Muy útil también contra la alopecia, parásitos y la diarrea.
Cardo borriquero. |
El Cardón. |
El cardón, también conocido como “cardo de pastor”, es una planta herbácea que puede llegar alcanzar el metro y medio de altura, con un tallo espinoso, armado con aguijones. Las hojas verdes son dentadas y unidas en su base para recoger el agua de lluvia. Las flores de color rosa-lila aparecen en la cabeza espinosa con forma cónica y a cada espina o púa le corresponde una minúscula flor.
El cardo de monte. |
El cardo de monte, también conocido en Navatejera como “cardico de monte”, es una planta herbácea con hojas y ramas espinosas. Crece en sembrados, herbazales y lindes de caminos. Florece de mayo a agosto con flores de color amarillo.
El cardo amarillo |
El cardo amarillo, también conocido como “el abrepuños”, es una planta herbácea de hasta 80 cm. de alta. Esta planta es endémica de la península ibérica, donde se distribuye por prácticamente todo el territorio. En Navatejera crece en lugares secos, terrenos pedregosos, bordes de caminos y carreteras, y en claros del monte entre matorral bajo.
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