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Ya es invierno. |
Ya es invierno, un silencio matizado se extiende sobre el campo de Navatejera, matizado por algunas voces casi imperceptibles: el trino agudo de un zarcero, la llamada repetida de un petirrojo reivindicando su parcela, los silbidos de un carbonero garrapinos, la áspera protesta de un inquieto zarcero en busca de comida… Y frente al silencio blanco nunca faltan los graznidos broncos y ásperos de cornejas y urracas como jirones de voces desgarradas envueltas en la niebla: Kraar-kraar-kraar.
Pero contra la quietud gélida de la atmósfera, a ratos destacan otros crepitares: gimotean los robles cargados de escarcha todavía con las últimas hojas adheridas a sus ramas. Ráfagas de viento balancean las copas de los pinos y de cada uno de ellos extrae un rumor diferente, y en el valle se quejan los chopos más viejos a merced del gélido viento del norte. Y poco más, tal vez los ladridos lejanos de un zorro solitario o el chirrido ronco de una lechuza deambulando de árbol en árbol a la espera de que anochezca para comenzar su cacería diaria y sorprender a sus presas en la oscuridad.
A medida que cae la tarde, un rumor sordo formado por el viento, el murmullo del campo helado y las pocas aguas que corren libres por los regatos me indican que es hora de volver a casa, de cerrar las puertas y encender la calefacción… si no está ya encendida. Sigue leyendo en este enlace:https://navatejeramipueblo.blogspot.com/2024/01/invierno-en-navatejera.html
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